Los rumanos tienen una sensibilidad especial, saben extraer belleza de eventos funestos. Pongo un ejemplo:
Llevo años obsesionada con este poema, «Interreino», de Adrian Popescu, que no termina aquí y cuya lectura te animo a completar. Está contenido en la antología de poesía contemporánea rumana Miniaturas de tiempos venideros (Ed. Vaso Roto, 2013), que a su vez contiene otras muchas piezas de auténtica belleza.
«Interreino» es una reflexión desde la posibilidad y el desconocimiento, desde ese país cuyas fronteras nadie ha tocado para volver, en torno a una persona que lleva diez años bajo tierra. Puede que sea mi afición natural por los recuentos de viajes postmortem, pero más allá de ello lo que aprecio de este poema es su capacidad de evocar imágenes tan delicadas y preciosistas de un proceso que no lo es, o al que al menos aun no estamos acostumbrados lo suficiente como sociedad y nos provoca un baile de miedo y repulsa: la muerte.
La poesía rumana está llena de obras con esta fuerza imaginativa. Pese a los horrores vividos durante las cuatro décadas de férreo comunismo, su belleza no es militante o victimista, tiene más un tono metafísico y un ánimo de encontrar respuestas (o postular preguntas) en la muerte, que por ser uno de los temas de mi creación literaria me siento especialmente afín.
Yo llegué a las lindes de este maravilloso país, como muchos, gracias a Drácula. Eso nunca se lo digas a un rumano, porque la verdad no gusta mucho, y no es de extrañar. La novela, con permiso de lo maravillosa que me parece, convierte su cultura en un cúmulo de clichés, adaptados para el mundo occidental. En mi caso, le tengo que agradecer, porque solo incentivó mis ganas de conocer este país y su cultura.
La literatura rumana, en su vertiente fantástica, le debe mucho a su folclore. Por eso me sentí extrañamente familiar cuando descubrí a Cărtărescu. Era, salvando las distancias, como leer un autor latinoamericano y es que tenemos una visión similar de lo extraño tan presente en el folclore. Luego me enteré de que a él le gusta mucho la literatura latinoamericana, pero creo que es un añadido a su percepción de lo extraño. Puedes leer más sobre su mapa de lecturas en el artículo del pasado viernes.
Aquel otoño de 2004, mientras hacía el curso introductorio a la lengua y literatura rumana en la Complutense, descubrí una serie de autores por los que siento absoluta devoción, los más, finos poetas, también Mircea Eliade y Mircea Cărtărescu.
Mircea Eliade
A Eliade se le conoce más por sus estudios de las religiones y la filosofía, aunque también escribía literatura fantástica. Su novela, La señorita Cristina fue un evento peculiar en su labor investigativa y su actividad como escritor. A primera vista puede parecer el relato romántico de un vampiro en la casa de unos terratenientes en la Rumanía rural de principios del siglo XX, pero si nos detenemos en sus conocimientos en antropología, sus investigaciones sobre la construcción de mitos y el valor de su narración como conjunto de creencias, o lo que es lo mismo, el folclore, la historia toma otros carices.
El gótico de La señorita Cristina
La señorita Cristina es el relato de la persistencia del recuerdo de Cristina, una terrateniente de la Rumanía rural que fue asesinada en medio de una revuelta de campesinos. La acción se desarrolla con Egor, un joven pintor que llega a la casa de los Moscu, una familia solo de mujeres que continuamente trae el recuerdo de Cristina, cada una con su visión particular. Estas mujeres son la Sra. Moscu, hermana de Cristina, y sus hijas Sanda, la mayor y Simina, que aún es una niña. El único hombre que reside en la casa esos días es el profesor Nazarie, un arquéologo que trabaja en un yacimiento cercano a la casa y que se convierte en el apoyo de Egor.
Cristina, pese a ser un strigoi en toda regla, conserva la belleza seductora del vampiro occidental. Por lo demás Eliade utiliza características más asociadas al imaginario rumano para manifestar su presencia: la sangre la reviste de «intenso perfume de violetas», los mosquitos son recurrentes, el bosque es un espacio misterioso y de insondable peligro, los animales de la hacienda han enfermado y apenas hay carne para comer. La novela es un espacio donde sueño y realidad se unen cuando el vampiro hace su aparición: tiene un ambiente onírico.
Por otra parte, Cristina sabe tocar todos sus supervivientes de una manera especial para llevarlos a su terreno. Con Simina, su sobrina de nueve años entabla una relación muy particular, a Egor, como es de esperar, lo seduce, a su hermana, la señora Moscu, la tiene hipnotizada y a Sanda, su sobrina mayor, le hará pagar caro haberse interpuesto entre su objetivo amoroso y ella.
Un mito gótico
Eliade como estudioso y conocedor de religiones y mitos inserta en la figura del vampiro rumano un mito familiar, el de Cristina.
Según Eliade:
Todo mito de origen narra y justifica una «situación nueva» —nueva en el sentido de que no estaba desde el principio del mundo—.
Mito y realidad
Hay una reverencia primordial hacia Cristina, casi endiosada, lo que la convierte en el mito familiar. Era una mujer poderosa que lideraba la familia y el negocio familiar, una mujer de increíble belleza, que además practicaba cierto culto a la personalidad (no olvidemos ese cuadro enorme que yace en una de las habitaciones de la hacienda) y que fue asesinada vilmente en medio de la revuelta de los campesinos.
Cristina se presenta como la heroína sacrificada a manos de bárbaros, muerta demasiado joven y bella. Hay toda una narrativa sobre la bondad y la fuerza (que dista de ser verdad) de una mujer cuya vida ha sido arrebatada demasiado pronto, y como tal es venerada por las mujeres Moscu, creando en su continuo recuerdo, en su luto tóxico del que se resisten a avanzar, un mito familiar, el mito de Cristina:
El mito relata una historia sagrada; es decir, un acontecimiento primordial que tuvo lugar en el comienzo del tiempo, ab initio.
Eliade cree también que los mitos no solo revelan hechos importantes, sino que tienen un impacto educativo en sus libros Lo sagrado y lo profano y Mito y realidad:
…el mito fija modelos ejemplares de todas las actividades humanas, entre las cuales se halla la educación.
Esto se hace notar en las conductas de Simina, para quien su tía Cristina es un modelo que imitar.

Los mitos implican ritos, que son acciones que celebran y fijan creencias. En Cristina hay un rito importante, hacia el final de la novela, que también resuelve la acción (por decirlo de alguna manera). Eliade celebra narrativamente ese ritual para cimentar definitivamente el mito familiar que supone Cristina para los Moscu y sus allegados, ampliando el espectro de lo que es la figura del vampiro: una mala muerte o un retorno no deseado.
…no se puede cumplir un ritual si no se conoce el «origen»; es decir, el mito que se cuenta cómo ha sido efectuado la primera vez.
Mito del eterno retorno
«Entre los primitivos —para Eliade— no sólo los rituales tienen su modelo mítico, sino que cualquier acción humana adquiere su eficacia en la medida que repite exactamente una acción llevada a cabo en el comienzo de los tiempos por un dios, un héroe o un antepasado», según Taipe Gómez en su estudio Los mitos. Consensos, aproximaciones y distanciamientos teóricos.
Si te animas con la lectura
Búscala en una biblioteca o en librerías de segunda mano. La edición de Lumen de 1994 está descatalogada desde hace años. Mi copia fue un regalo y estuvieron años detrás de ella hasta que la consiguieron.
Mircea Cărtărescu
Dejamos los misteriosos bosques de Valaquia y sus rituales tradicionales para espantar lo siniestro, y aterrizamos en la ciudad, en una Bucarest onírica y gótica.
La haremos de la mano del autor que teclea en su vieja máquina de escribir, Erika, sobre un mantel de hule, con su café malo, el mismo escritor que a ratos se mete en su propio argumento para interactuar con sus propios personajes.
Más de una vez me he preguntado donde termina la anécdota real y dónde comienza la reimaginación de sí mismo, pero creo que, como mucho, recibiría una sonrisa silenciosa a tal cuestionamiento.
Cărtărescu es un sujeto peculiar, con un negro sentido del humor. Te cuenta sus avatares de escritor y casi sin que lo notes estas metido de cabeza en una pesadilla, buena parte de ellas con insectos de por medio. Llega un punto en el que empiezas a dudar de todo. Él utiliza el artificio literario para hacer preguntas y dudar, y así, por leer sus relatos, te conviertes irremediablemente en parte de sus experimentos. Edmundo Paz Soldán lo deja claro: «No es poco mérito que las fábulas de Cărtărescu nos hagan poner en duda la realidad en la que nos movemos todos los días».
Onirismo
Lo onírico en su narrativa sí es más de carácter militante, a diferencia de Eliade. La obra que revisamos esta semana, Nostalgia, estuvo censurada en su país. Los regímenes totalitarios tienden a ser paranoicos y ven en toda manifestación artística una amenaza. En el de los Ceaușescu no fue menos. Todo lo que no hablara abierta y claramente a favor del régimen estaba en contra, y todo lo que hiciera pensar a la población era, de igual manera, peligroso. El onirismo fue la manera de eludir el control y la censura, «y que daba prueba —sin duda lo más grave— de una vigorosa libertad interior», según indica su traductora Marian Ochoa Eribe en el prólogo de El Ruletista (que se editó en solitario en España inicialmente).

Para cuando Nostalgia vio la luz, Cărtărescu era un poeta consagrado. El título original fue El sueño. «El Ruletista», su primer relato, fue censurado en su totalidad por ser considerado violento (vaya ironía) por el régimen y el resto de los relatos fueron modelados conforme a las exigencias de este. Todo esto ocurrió a dos meses de las peores (y últimas) Navidades de los Ceaușescu.
De su poesía hablaremos otro día.
La realidad cuestionada
Nostalgia es un libro de relatos, compuesto por «El Ruletista» que hace de Prólogo, «El arquitecto», que hace de Epílogo y los tres cuentos de Nostalgia que son «El Mendébil», «Los gemelos» y «REM». Sin ánimo de detenerme demasiado en cada uno señalaré algunas características de cómo maneja Cărtărescu lo gótico en sus textos.
«El Ruletista» es un desafío a la realidad y a la verosimilitud. Un jugador de ruleta rusa que continuamente ejecuta su desafío sin que llegue la esperada muerte se convierte en un espectáculo inesperado. Luego la muerte llega de la manera más impensable, casi como una broma de mal gusto. Su excéntrico personaje baila con la muerte de una manera descarada, pero el narrador de la historia, que no encuentra respuestas en lo que ven sus ojos, no es un personaje más estable que el primero. El ruletista es un peso que arrastra toda su vida y que decide poner en papel ante su propio final inminente, o el final que parece tener.
«El Mendébil» es una paranoia contada por un narrador poco fiable, que relata la perversidad infantil, por un lado, y lo que nos queda de esa época, por otro: solo fragmentos. En esos trozos rescatados consciente e inconscientemente, a través de los sueños, hay un ánimo por comprender lo incomprensible, que lleva al desasosiego del narrador. Este relato es a ratos angustiante mientras que en otros marcadamente psicodélico.
Dejo el resto de los relatos para tu exploración particular. No defraudan.
Cărtărescu insiste en que Nostalgia es una novela, su prologuista es más de la opinión de que se trata de un libro de relatos, pero lo que es cierto es que con este tomo el autor abrió un mundo donde se cimenta su posterior obra. José Carlos Rodrigo Breto en su libro Mircea Cărtărescu: El hacedor de insomnios hace un interesante estudio sobre cómo se desarrollan y replican personajes y sobre todo narrador en posteriores obras.
Como lectora recurrente de su obra y estudiosa de lo gótico puedo decir que el universo oscuro y pesadillesco de Cărtărescu se amplía hasta límites insospechados, y que se convierte en una experiencia deliciosa para palpar lo que es gótico ahora.
Para resumir: lo gótico en la literatura rumana
Por parte de Adrian Popescu, en poesía:
El viaje postmortem para indagar en terreno desconocido, la muerte. De repente me acordó los poetas de cementerio, predecesores del movimiento gótico en Inglaterra.
Por parte de Mircea Eliade:
La persistencia del pasado a través de un vampiro local, con características de la zona.
El entorno intrigante e incómodo de la casa de los Moscu: el retrato, el bosque, la decadencia, el hipnotismo, la enfermedad en general.
El mundo de los sueños, terreno de la vampiresa.
La perversidad sexual, no solo por parte de la vampiresa Cristina, sino su influencia en algunas que le sobreviven.
Por parte de Mircea Cărtărescu
El mundo de los sueños, casi siempre en formato pesadilla, entrelazado con la realidad.
La realidad se cuenta como ficción, donde es cuestionada como realidad.
Los insectos como parte de las pesadillas, del mundo del sueño.
Los lugares comunes donde está «la puerta invisible» que te lleva al otro mundo. El concepto es una apreciación de su traductora al castellano, Marian Ochoa Eribe, para describir como Cărtărescu te lleva al mundo de los sueños y viceversa o lo que es lo mismo te narra realidad y sueño en un mismo plano.
¿Qué te ha parecido el viaje gótico rumano? ¿Ha sido un descubrimiento? ¿Lo conocías? Me encantaría saber tu opinión y comentarios:
Lectura pendiente
La casa de las ventanas de color naranja, de Ion Minulescu: descubrí este autor en mi búsqueda y me parece interesante. Simbolista y devoto de Poe.
Otros recursos: La señorita Cristina
Películas
Adaptación de 2013, de Alexandru Maftei
Adaptación de 1992, de Viorel Sergovici
Ópera
Adaptación de Luis de Pablo, 2001, Teatro Real de Madrid
Referencias:
La señorita Cristina, Mircea Eliade, Lumen, 1994.
Nostalgia, Mircea Cărtărescu, Impedimenta, 2012.
Mircea Cărtărescu: El hacedor de insomnios, José Carlos Rodrigo Breto, Ediciones del Subsuelo, 2023.
La señorita Cristina. De la novela de Mircea Eliade a la ópera de Luis de Pablo, Rosa Iniesta Masmano, Gazeta de Antropología, Universidad de Granada, febrero de 2011.
Los mitos. Consensos, aproximaciones y distanciamientos teóricos, Néstor Godofredo Taipe Campos, Gazeta de Antropología, Universidad de Granada, junio de 2004.
Veinte retratos de la poesía rumana actual, Nina Vasile, Journal of Artistic Creation & Literary Research, Universidad Complutense de Madrid, diciembre de 2014.